sábado, 26 de abril de 2008

LA VIOLENCIA EN LA ESCUELA


Reportaje a JUAN CARLOS TEDESCO por CLAUDIA AMIGO
La sociedad le exige cada vez más a la escuela. Ahora se espera que, además de transmitir
conocimientos, forme en valores.

Para el director de la Oficina Internacional de Educación (OIE), el argentino Juan Carlos Tedesco, “la escuela deberá asumir la formación de la personalidad, aunque es una tarea que no está exenta de riesgos”. De paso por Buenos Aires, donde vino a presentar su libro El nuevo pacto educativo, Tedesco dialogó con Clarín sobre la crisis de la escuela tradicional y explicó el concepto de “institución total”.
- Entre estas cosas que están pasando en la escuela y que antes no pasaban, se registra la agresión. Esta semana, un chico de 14 años hirió a otro con un revólver en el baño de una escuela del conurbano. ¿Hay un aumento de la violencia física en las aulas?
- Me pregunto si hay más violencia o si antes había y nadie lo decía. Creo que ahora hay mucha más percepción del tema, una mayor sensibilidad, nadie ese comportamiento como algo legítimo. Eso es importante. El umbral de tolerancia de la sociedad ha disminuido. Lo que llama la atención es que comúnmente la violencia se ejercía desde el adulto hacia el alumno, ahora es entre los chicos o desde los chicos hacia el maestro. La violencia entró a la escuela y se generalizó. También se advierte un déficit muy grande en el manejo del lenguaje para resolver
problemas. Esto refleja que la escuela no es capaz de enfrentar los conflictos, no enseña cómo manejarlos por una vía no violenta.
- ¿Por qué está en crisis la escuela tradicional?
- La escuela tradicional suponía que la formación de la personalidad, todo lo vinculado con lo afectivo y los valores, era responsabilidad de la familia o de otras
instituciones. La gran responsabilidad de la escuela se concentraba en preparar para la integración social, brindando conocimientos y transmitiendo valores
universales relacionados con la formación ciudadana y democrática. Trataba de enseñar eso que nos une por encima de lo que cada uno es: alumnos católicos,
judíos, blancos, negros, mujeres, hombres, pero todos parte de una misma nación.
- ¿Qué sucede ahora?
- Lo que está pasando es que el papel de las otras instituciones está cambiando. La familia ya no cumple como antes con su misión. Nuestra cultura admite mucho más la diversidad y, en el fondo, estamos todos sometidos a la necesidad de construir nuestra propia identidad. Ya no viene dada: uno no es católico porque la familia dice que debe serlo, uno no asume ideas profesionales y políticas porque el contexto de la sociedad dice que debe ser así. Hasta hace muy pocos
años, el lugar que uno ocupaba en la estructura social definía muchos aspectos de la identidad. Esto está erosionado.
- ¿Qué papel cumple la escuela?
- Actualmente uno tiene que elegir permanentemente quién quiere ser y qué valores tener. Eso obliga a la escuela a hacerse cargo de una serie de factores y de problemas afectivos, emocionales y éticos. Cada vez se hace más presión para que la escuela encare esto, no al estilo tradicional, no imponiendo sino ayudando a que el individuo construya sus criterios para elegir
y tomar decisiones. Esto hace que la escuela tenga que asumir un carácter de “institución total”. No es una tarea fácil y está llena de riesgos.
- ¿Por qué?
- Una “institución total” puede transformarse rápidamente en una institución totalitaria si impone determinada política de valores. De todos modos, no asumir esta realidad es mucho más riesgoso aún. Si la escuela no lo hace, el peligro es que esa tarea quede en manos de instituciones privadas, que sí pueden tener connotaciones fundamentalistas. Y el otro riesgo
es la falta de normas o la descomposición social. Es necesario encontrar respuestas democráticas a la pugna entre la disolución social, esta idea del individualismo, de la competencia salvaje, que
disuelve los vínculos de solidaridad, la globalización, que hace que no tengamos raíces en ningún lado, y la alternativa fundamentalista que considera enemigos a los que no comparten una misma concepción del mundo.
Fuente:DIARIO CLARIN -DOMINGO 27 DE ABRIL DE 1997 -SUPLEMENTO EDUCACIÓN – PÁGINA 6

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