miércoles, 20 de febrero de 2008

EL SOBREPESO, UN FACTOR DE DISCRIMINACIÓN


Actividades tan comunes como comprar ropa, ir al cine o viajar pueden llegar a ser quehaceres complicados para las personas con sobrepeso que viven en la Argentina.


Aquellos que superan los kilos que la cultura actual considera aceptable pueden incluso hasta tener problemas a la hora de inscribirse en un gimnasio.


Como el caso de la mujer marplatense, Carina Bertolio (34 años) fue una de las víctimas de un sistema que no tiene en cuenta a quienes no cuadran con el arquetipo de persona ideal. En enero último, cuando fue a comprar un pasaje para un vuelo de cabotaje, le ofrecieron lo que en algunas empresas aéreas denominan extra sit, que no es nada más que un asiento extra para aquellos que no caben en las butacas regulares. La otra opción es adquirir una plaza en las clases bussiness o primera, con un precio considerablemente superior al que pagan los "flacos".
Pero el problema no finalizó aquí. "Cuando llegué al avión, me encontré con que mis asientos no tenían apoyabrazos rebatibles. En ese momento llamé a la azafata, que muy amablemente revisó toda la aeronave y recurrió a otros miembros de la tripulación, pero todos los asientos eran así. Durante más o menos media hora, estuve parada ante la mirada de todo el resto de los pasajeros, hasta que llegó personal administrativo de la empresa y me ubicó en un asiento de bussiness, cuando yo lo solicité", relató Carina.
LA NACION LINE pudo constatar que varias compañías aéreas nacionales e internacionales no incluyen asientos especiales para obesos y recomiendan adquirir dos plazas en lugar de una. Voceros de la Fuerza Aérea Argentina informaron que no existen disposiciones especiales en el caso de personas con sobrepeso, aunque la normativa si incluye la prohibición de que una persona que pese más de 120 kilos ocupe los lugares próximos a la salida de emergencia, por una cuestión de seguridad.
Bertolio realizó una presentación ante la compañía, exigiendo que se le devuelva el importe por el servicio que no prestaron, sin reclamar daño moral o indemnización de algún tipo. Además, denunció el hecho ante el Instituto Nacional contra la Discriminación y la Xenofobia por considerar que el tratamiento de las compañías aéreas para los obesos es discriminatorio.
"Lo que reclamo ante el INADI no es una compensación sino que podamos viajar como cualquier otra persona. Lo que remarco es que las aerolíneas pierden de vista lo que es el contrato de transporte. No me están vendiendo una asiento sino el traslado. En nombre de las ganancias o de la economía de gastos cada vez están juntando más las hileras, achican más los asientos y hoy son los gordos, mañana van a ser los altos. Los obesos somos personas no somos un bulto de equipaje que cuando excede el peso estipulado tiene que abonar un extra", sentenció.

Un tema que provoca vergüenza
Los casos de discriminación a personas obesas son constantes, pero se denuncian poco.
"Esto pasa porque el gordo tiene miedo de exponerse. La obesidad, lejos de ser una cuestión estética como todo el mundo cree, es una enfermedad, pero una enfermedad vergonzante, represora. El gordo se esconde. Esto lleva a que avasallen sus derechos, te pasen por encima y ya estas cosas se vean como algo cotidiano", opinó Bertolio.
Enrique Oteiza, presidente del INADI, dijo a LA NACION LINE que el organismo recibe pocas denuncias de este tipo de discriminación, aunque la mayoría suele estar relacionada con lo laboral y se da más en el caso de mujeres que de hombres. Según números que maneja la institución, las consultas por obesidad representan el 1% de las quejas totales.
Actualmente, analizan el caso de un policía que fue alejado de la fuerza cordobesa porque engordó a raíz de un problema de salud; el de Carina Bertoli, y el de un hombre que no pudo realizarse una tomografía computada por no poder entrar en el tomógrafo.
.El mundo cibernético también posee un lugar virtual en el que realizar denuncias. En el portal Gordos.com existe un canal especial en donde los obesos pueden contar sus encuentros con la intolerancia.
"Recibimos cientos de denuncias mensuales y publicamos las que nos parecen más razonables. Actualmente hay cerca de 70 denuncias de todo el mundo hispanoparlante.
Lo que quisimos es darle un lugar a la gente para que se pueda expresar libremente", comentó Johnnie Willmott, uno de los creadores del portal.
En este sentido, Willmot indicó que en general la mayoría de las quejas se relacionan con el problema de la ropa, ya que son muy pocas las casas que se dedican a talles especiales.
"Debería haber una posibilidad como la que está peleando la gente con discapacidades, porque en definitiva la obesidad es una discapacidad más. Tendría que estar contemplado dentro de la normativa un espacio para la gente con exceso de peso", consideró.
A pesar de que los últimos estudios indican que la obesidad está creciendo a pasos agigantados en todo el mundo, la percepción de la gordura sigue siendo negativa ante ciertos modelos culturales que proponen la delgadez extrema. Pero, ¿cómo se revierte una situación tan arraigada culturalmente? Oteiza cree que la respuesta está en la educación formal. "Este es un tema que debería tener tratamiento en la escuela porque los niños y adolescentes están sometidos a dos formas de educación, a través de los medios de comunicación -que crean imágenes estereotipadas de la belleza- y de la instrucción formal. Son como dos mundos disociados. La escuela tendría que compensar o por lo menos alertar que la realidad de los seres humanos es otra, que es mucho más rica, que hay una diversidad, y que el valor de las personas no tiene nada que ver con el mayor o menor parecido a un arquetipo", opinó.

Constanza Longarte


Especial para LA NACION LINE

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